No hay otro tema más de actualidad en el momento, por lo que no sería razonable no tratarlo en esta tribuna, que la sentencia que condena a la alcaldesa de Alcorcón, a 5 años de inhabilitación para administrar y gestionar bienes ajenos, por su participación activa en el perjuicio patrimonial de la Empresa Municipal EMGIASA.

Llegados a este punto, y convencidos de que debe dimitir, no podemos más que preguntarnos ¿Qué validez tendrá la gestión, la palabra de quien ha sido condenado? ¿Merece la pena que se deslegitime a todo un gobierno por las acciones de una sola persona? ¿No sería más conveniente, echarse a un lado, para recurrir sin dañar la imagen de todo un gobierno, de toda una institución?

Respetando como no puede ser de otra manera la independencia del poder judicial, y entendiendo que la firmeza de la condena está aún por llegar, si pensamos que la transparencia, la higiene democrática y la calidad de esta institución, deben estar por encima de las aspiraciones personales. Solo así, nuestra palabra adquirirá valor, al mismo tiempo que nuestros principios, los que nos han llevado aquí, cuyo fin último y ambición deben ser siempre el bienestar y necesidades de nuestros vecinos.