Los autónomos, el colectivo de “los que nunca se ponen malos”. En España, nos gustan mucho los estereotipos y las etiquetas, cosa que no les resta cierta veracidad, tal como podemos observar en la practicidad que nos ofrece el propio refranero español. Los últimos meses e incluso, años o décadas, el deterioro de las condiciones de nuestros autónomos y emprendedores no ha hecho más que empeorar. A las continuas subidas de impuestos y cuotas, se suman las vicisitudes administrativas. Pero el autónomo español es un ser aguerrido, casi como un mirlo blanco en el ecosistema europeo.

El lector se preguntará, ¿y esto por qué es así? La razón es muy sencilla. Los autónomos españoles no han contado con el apoyo claro de ningún gobierno hasta la fecha. De haberlo tenido, no seríamos uno de los países con mayor carga tanto en cuotas a la seguridad social, como de otras tasas e impuestos. Pero, ¿es esta la principal problemática? No lo creo.

El principal causante de mal bebe de los frenos a la iniciativa y el crecimiento, tanto para constituir sociedades, como en la propiciación que permita hacer crecer el número de empleados. Siendo estas las razones que nos sumen en el pozo sin fondo que nos arrastra a la posición de ser uno de los de países de la UE con mayor número de autónomos que cuentan con una baja tasa de empleados y trabajadores a su cargo, así como multitud de Pymes de reducido tamaño.

El resto de la Unión Europea y de los países que pretenden el género de un Estado más sostenible, pero, también, más próspero, tienen claro que hay que incentivar la actividad privada. Así como el crecimiento de los pequeños negocios, no sólo porque la iniciativa privada, la innovación y la investigación sean los motores de cualquier sociedad, a nivel económico, sino también, porque resulta más rentable. Consistiendo tal cosa en que a cada autónomo que consiga ampliar su plantilla se le otorgue la oportunidad de ofrecer un primer empleo a una persona joven, e incluso, que personas de 55 años en paro no se vean abocadas a la exclusión. Es la mejor política social posible.

Esta apuesta por el trabajador y el emprendedor autónomo busca concienciar de lo importante que resulta para nuestro sistema productivo el latido que genera cualquier ciudadano que se lanza con las manos vacías a abrir un negocio. Y nuestra obligación como país y como ciudadanos prácticos y comprometidos, es apoyarles todo lo posible.

Es importante destacar la posición valiente que ha adoptado Ciudadanos en el Congreso de los diputados a este respecto, votando en contra de la última propuesta del gobierno acordada con el Partido Popular, donde se realiza la mayor subida y recorte de libertades a los autónomos en toda la democracia. Es necesario que alguien haga algo y, yo, desde aquí, aplaudo esta decisión. Así como, el voto a favor, hace unos meses, de la reforma laboral que permitía simplificar el número de contratos y, por tanto, su simplificación a, casi, un contrato único indefinido, como defiende Ciudadanos.

Esto son medidas liberales. Enfocadas a pensar en la clase media, los autónomos y los conocidos como ´superpagadores´ que, sustentan la mayor parte de la carga del estado del bienestar. Apostar por los autónomos, es apostar por un país más sólido y con futuro.

 

 

Joaquín Patilla Ramos
Concejal Cs Alcorcón